Los factores de riesgo incluyen mecanismos anatómicos y fisiológicos y técnicas de aseo, incluido el recorte excesivo o inadecuado de la placa ungueal lateral.
Los traumatismos repetitivos en los dedos de los pies (p. ej., correr, patear), las lesiones involuntarias en las uñas, el uso de calzado ajustado y la capacidad limitada para cuidar las uñas son factores de riesgo.
Otros factores predisponentes para las uñas encarnadas incluyen la hiperhidrosis y el uso de ciertos medicamentos, especialmente los inhibidores del receptor del factor de crecimiento epidérmico (gefitinib, cetuximab).
Algunos estudios han encontrado que la deformidad de la uña en pinza, las placas ungueales anchas, la mala alineación congénita de las uñas de los pies y el engrosamiento de la placa ungueal son posibles factores de riesgo para las uñas encarnadas.
Aquellos que son obesos, diabéticos o artríticos y aquellos que tienen una forma de andar anormal o deformidades en los dedos de los pies, como dedos en martillo o juanetes, también tienen probabilidades de tener un mayor riesgo de onicocriptosis.
También están en riesgo aquellos que tienen infecciones fúngicas en los dedos de los pies o edema en las extremidades inferiores.